domingo, 22 de noviembre de 2009

El delito de ser mujer, veracruzana y pobre

Como pájaros ciegos, prisioneros,
como temblantes alas detenidas
o cánticos sujetos,
suben amargamente
hasta la luz aguda de los ojos
y el desgarrado gesto de la boca,
los latidos febriles de la sangre,
petrificada ya, e irrevocable:
No pasarán.

Octavio Paz/1936

Las iniciativas de ley aprobadas por la LXI Legislatura del Estado de Veracruz el martes 17 de noviembre del 2009, mediante las cuales se “protege” la vida humana desde el momento de la concepción y se establece la penalización de 75 salarios mínimos (más la obligación de someterse a tratamiento psicológico) a las mujeres que interrumpan el embarazo por primera vez y pena de cárcel para las reincidentes, es el ejemplo más dramático de la discriminación de género en los últimos tiempos, a partir de que la ley sea ratificada por el ejecutivo estatal y se publique en la gaceta oficial, será delito ser mujer, ser veracruzana y ser pobre.

En todo el texto de las citadas iniciativas no aparecen ni siquiera mencionados los hombres, sin cuya participación es imposible lograr un embarazo, ya sea como participantes en un encuentro corporal o como simples donantes de esperma, tenemos entonces la primera causal del crimen: ser mujer.

El delito por aborto o interrupción del embarazo se circunscribe a la geografía del estado de Veracruz y de otros estados gobernados por la ultraderecha, sea del Partido Acción Nacional o del Partido Revolucionario Institucional; en la Ciudad de México y en la mayoría de los países desarrollados del planeta la práctica del aborto es legal, lo que significa que la trasgresión no es interrumpir el embarazo sino realizar esa acción en el territorio de Veracruz, esta es la segunda causal: ser veracruzana.

Las mujeres que estén embarazadas, no deseen llevar a término la gestación y cuenten con un mínimo de mil quinientos pesos, pueden abordar un autobús rumbo a la Ciudad de México, acudir a una clínica del Sistema de Salud del Gobierno del Distrito Federal, cubrir una cuota de acuerdo con sus posibilidades económicas e interrumpir el embarazo no deseado en condiciones higiénicas que no pongan en riesgo su vida y con pleno ejercicio de sus derechos ciudadanos. Quienes dispongan de mayores recursos pueden viajar a La Habana, Los Ángeles, Miami, Londres, Madrid, Barcelona, Paris, Berlín e incluso a Roma, la ciudad donde vive el Papa, en Italia el aborto es legal desde 1977; el problema es para las mujeres que cuentan apenas con lo suficiente para comer, viajar no entra en sus posibilidades, lo que significa que la tercera causal delictiva, quizá la más relevante, es: ser pobre.

Veracruz, de confirmarse esta aberración jurídica y científica, será el estado diecisiete de México en aprobar en tiempo record la mal llamada ley de protección a la vida, la primera pregunta es por qué está ocurriendo esto repentinamente y la segunda es qué hay detrás de todo, cuáles son los móviles políticos, religiosos y económicos que se esconden tras esta escalada de agresiones al derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.

El motivo aparente es lograr que al ser aprobada la ley en la mayoría de los estados de la República sea viable modificar los artículos 1º y 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y entonces la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México se vea obligada a dar marcha atrás en la despenalización de la interrupción del embarazo, lo cual, de lograrse antes del 2012, dejará a los partidos de izquierda completamente descolocados para la contienda presidencial.

Jurídicamente es muy difícil que lo logren, aún cuando consigan el respaldo de las dos terceras partes de los estados y un peso demográfico mayoritario, olvidan una cuestión primordial, la Ciudad de México no es un estado sino el Distrito Federal, es decir, el espacio de todos los mexicanos, por eso su Código Penal tiene prevalencia en cuestiones judiciales en todo el país y una ley aprobada en su Asamblea Legislativa no representa la de un estado más sino la de la Capital de la República. Es necesario además tomar en cuenta que la despenalización de la interrupción del embarazo en la Ciudad de México fue aprobada en abril del 2007 y su constitucionalidad fue ratificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en agosto del 2008, por lo que cualquier intento de derogación enfrentará recursos legales que tomarán mucho más de los treinta meses de que disponen los partidos ultraconservadores, PAN y PRI, antes de las siguientes elecciones federales.

Por otra parte están los recursos jurídicos y las controversias que los diputados locales deberán afrontar en sus respectivos estados frente a sus ciudadanos y organizaciones no gubernamentales toda vez que están actuando de espaldas a sus representados, en ninguno de los casos se han realizado consultas ciudadanas en tiempo y forma para respaldar las modificaciones o propuestas realizadas, ninguno de los diputados que ha votado a favor de estas modificaciones manifestó en campaña sus verdaderas intenciones respecto a la supresión de los derechos de las mujeres, lo cual implica un engaño sistemático a los electores, además de que al estar siguiendo un proceso a la inversa (en lugar de modificar primero la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y posteriormente la de cada entidad federativa, el proceso se está realizando desde los estados hacia la federación, lo cual es posible pero arriesgado) en este momento en dieciséis estados están aprobadas leyes inconstitucionales, por lo que su aplicación puede ser apelada y rechazada en cada caso que se presente.

Lo más triste de la situación es ver en que ha venido a acabar el PRI, el partido en el que militaron destacados socialistas como los presidentes Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas del Río y los gobernadores Sixto Adalberto Tejeda Olivares, Tomás Garrido Canabal y Felipe Carrillo Puerto. Es sentir popular que la Revolución Mexicana murió el 19 de octubre de 1970, fecha en que falleció el general Lázaro Cárdenas del Río, garante durante décadas de los logros sociales de la lucha armada, a partir de su deceso empezó la debacle nacional, sin embargo aún Ernesto Zedillo, último presidente priísta y férreo defensor del neoliberalismo, supo mantener una distancia prudente de la Iglesia Católica, en apego a los principios republicanos heredados del liberalismo mexicano del siglo XIX.

El presidente Benito Juárez y los congresistas de 1857 tuvieron el valor de enfrentar a una jerarquía católica poderosa, que tenía un control dominante sobre una población mayoritariamente analfabeta, se enfrentaron a grandes intereses de grupos de poder nacionales e internacionales y a pesar de eso lograron la cabal aplicación de las Leyes de Reforma y establecieron el principio de separación de Estado e Iglesia.

En la tercera década del siglo pasado el gobierno emanado de la Revolución Mexicana confrontó y acotó al poder religioso que nuevamente se había desbordado a la sombra del porfirismo, y hoy, frente a una Iglesia Católica cuestionada, minada por las perversiones de sus propios integrantes y debilitada económicamente (varios arzobispados en Estados Unidos han tenido que declararse en quiebra ante la imposibilidad de pagar las indemnizaciones derivadas de los abusos sexuales de sus sacerdotes y monjas), los gobernadores del PRI doblan las manos ante la expresión más reaccionaria del catolicismo, como supuesta estrategia de captación de votos de sus fieles, es indigno.

Resulta evidente que la pretensión subyacente es establecer un bipartidismo que deje como únicas opciones de elección el fascismo panista y el radicalismo priísta, borrando del mapa a las opciones de izquierda, en esa lucha torva y desigual los supremos intereses de la nación y el bienestar del pueblo no están considerados, el poder por el poder mismo es el único interés, la riqueza del país vuelve a convertirse en botín de sujetos anclados en la inmediatez y el derroche.

En esa mascarada los argumentos esgrimidos por los congresistas estatales son un pretexto insostenible, la protección a la vida desde el momento de la concepción es un argumento sin sustento legal, teológico o científico.

En Questiones ex Viteri Testamentum, San Agustín, uno de los padres del cristianismo, escribió: “La gran pregunta sobre el alma no se decide apresuradamente con juicios no discutidos y opiniones temerarias: según la ley, el acto del aborto no se considera homicidio, porque aún no se puede decir que haya un alma viva en un cuerpo que carece de sensación, ya que todavía no se ha formado la carne y no está dotada de sentidos”; con esta opinión coincidió San Jerónimo, otro de los teólogos católicos fundamentales y primer traductor de La Biblia, ambos basaron sus consideraciones en la filosofía aristotélica.

La prohibición formal del aborto en la Iglesia Católica es relativamente reciente, en 1930 el Papa Pío XI enuncia el hecho sin plasmarlo categóricamente, igual hicieron Pío XII y Juan XXIII, es hasta el Concilio Vaticano II, bajo Paulo VI, que se establece una condena formal; la amenaza de excomunión para quienes incurren en el aborto y quienes colaboren en el mismo es aún posterior, aparece en la encíclica Evangelium Vital, de Juan Pablo II, evidencia de que no estamos ante un planteamiento de origen sino ante una adición que llega después de dieciséis siglos de existencia formal de la institución. Parece ser una medida de control tardía destinada a restringir la relajación de las costumbres de sus cada vez menos numerosos adeptos.

Por lo que a la ciencia corresponde en marzo del 2007 el Colegio de Bioética publicó un desplegado dirigido a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal rubricado por los doctores Rubén Lisker, Ruy Pérez Tamayo, Patricia Grether González, Paulina Rivero Weber, Arnoldo Kraus, Ricardo Tapia, Antonio Cabral, Laura Vargas Parada, entre otros, donde declaran:

“1. En un Estado laico como México no se puede permitir que las creencias o ideologías religiosas influyan sobre las leyes que van a regir tanto a creyentes como a no creyentes. Es desde esta perspectiva laica que expresamos nuestra opinión con argumentos bioéticos y científicos.

2. Los conocimientos científicos sobre el genoma, la fertilización, el desarrollo del embrión humano y la fisiología del embarazo indican que el embrión de 12 semanas NO es un individuo biológico ni mucho menos una persona, porque:

a) Carece de vida independiente, ya que es totalmente inviable fuera del útero.

b) Si bien posee el genoma humano completo, considerar que por esto el embrión de 12 semanas es persona obligaría a aceptar como persona a cualquier célula u órgano del organismo adulto, que también tienen el genoma completo. La extirpación de un órgano equivaldría entonces a matar a miles de millones de personas.

c) A las 12 semanas el desarrollo del cerebro está apenas en sus etapas iniciales y no se ha desarrollado la corteza cerebral ni se han establecido las conexiones nerviosas hacia esa región que son indispensables para que puedan existir las sensaciones.

d) Por lo anterior, el embrión de 12 semanas no es capaz de experimentar dolor ni ninguna otra percepción sensorial, y mucho menos de sufrir o de gozar.

3. La penalización del aborto atenta contra los siguientes derechos de la mujer:

a) A decidir sobre su propio cuerpo, es decir, violenta su derecho a la autonomía;

b) A decidir y realizar su propio plan de vida, es decir, violenta su derecho a la libertad;

c) Al cuidado y preservación de su salud e integridad física y mental, pues los abortos clandestinos y en condiciones insalubres generan graves daños a la salud, lo que violenta su derecho a la dignidad;

d) A la equidad de oportunidades, ya que la mayoría de las mujeres no puede pagar los abortos ilegales caros y bien practicados, por lo que es un factor de discriminación y violenta su derecho a la igualdad.

4. La penalización del aborto afecta a todas las personas, tanto a aquellas que lo consideran un crimen como a quienes no comparten esa idea. En cambio, la despenalización del aborto NO OBLIGA a realizarlo a quienes están en su contra, sino que simplemente permite una alternativa a las mujeres que consideran que la continuación del embarazo resultaría en un mal mayor que el aborto.”

No hay nada que agregar a lo establecido por estos destacados científicos y médicos mexicanos, pretender que hay vida humana desde el momento de la concepción es un absurdo, para precisar, nos referimos a la definición de concepción como impregnación o fecundación, la fusión de dos células sexuales o gametos en el curso de la reproducción sexual; el nivel de ignorancia supina exhibido por los diputados de los diecisiete estados que han aprobado esta ley es insultante y alarmante, sabido es que hay diputados, incluso en el Congreso de la Unión, que difícilmente concluyeron la educación básica y que su experiencia está en los ámbitos de la comercialización de cubetas de plástico y ollas de peltre, el problema radica en entender por qué están ahí, cada legislador le cuesta al pueblo de México millones de pesos al año en sueldos, prestaciones, viáticos, personal, seguridad, instalaciones, vehículos, teléfonos móviles y un largo etcétera, deberían servir para algo más que alzar la mano cuando se los ordenan.

México es un país diverso en su conformación étnica, cultural y religiosa, de acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación en este momento hay más de siete mil religiones registradas, la católica sigue siendo mayoría pero un gran porcentaje de sus feligreses mantienen un nivel de observancia puramente social, es decir, se acercan a ella únicamente para ciertos sacramentos como el bautismo, las bodas o los funerales por el apego tradicional a las ceremonias, además el sincretismo existente en las poblaciones indígenas y mestizas rurales significa formas de vivir la fe distintas a las marcadas por el culto central, otra gran escisión interna es la Iglesia de los Pobres emanada de la Teología de la Liberación, una forma de concebir la práctica religiosa diametralmente opuesta a la de la jerarquía, además el ateismo y el agnosticismo cobran cada día más adeptos. Dentro de la misma Iglesia Católica el apego al concepto de la existencia del ser desde la concepción no esta generalizado, en realidad esa apreciación corresponde más al hinduismo, al budismo y a otras religiones que creen en la reencarnación, sin embargo en el budismo e hinduismo aplican plazos y consideraciones que permiten la práctica del aborto, inclusive entre los budistas japoneses existe la Mizuko kuyo, ceremonia de reparación emocional para las mujeres que han decidido abortar, esto es, lejos de condenarlas se les apoya.

Entre algunos de los pueblos indígenas de Mesoamérica las practicas abortivas se remontan a más de mil quinientos años, en las estelas zapotecas de Monte Albán se encuentran representaciones de vaporizaciones vaginales con ese fin.

Evidentemente están tratando de aplicar a la totalidad de la población el criterio de un segmento de un grupo religioso, lo cual violenta los derechos ciudadanos, es un acto de discriminación tácita y una traición a los principios republicanos.

Otro aspecto a considerar es la realidad en cifras, para este año el número de abortos inducidos en el mundo de acuerdo con las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud supera los veinte millones, el 62% está ocurriendo en alguno de los 55 países donde está permitido, otro 25% sucede en lugares como Veracruz, donde esta prohibido, la diferencia radica en que quienes lo realizan bajo protección legal y en condiciones higiénicas adecuadas afrontan un riesgo de .01 por cada diez mil, mientras que donde la legislación es adversa el riesgo se incrementa de forma impresionante, en casi todo México el riesgo de muerte para las mujeres que son obligadas por el sistema a practicarse abortos clandestinos es de 3.30 por cada diez mil.

Lo deseable es que no haya necesidad de llegar al aborto, pero aún en países donde la información sobre salud sexual y reproductiva forma parte integral de los programas educativos no se ha logrado la erradicación total, siempre pueden ocurrir descuidos o accidentes (como la rotura de un condón), además cómo aplicar programas de prevención cuando no se tiene siquiera la capacidad de brindar educación básica y servicios esenciales, conforme a cifras del INEGI, de cada 100 veracruzanos mayores de quince años 13 son analfabetas y 20 no terminaron la primaria, Veracruz sigue siendo el estado con mayor número de embarazos en adolescentes y de acuerdo con datos del Grupo Multisectorial de Lucha contra el Sida publicados por la agencia Anodis de noticias sobre diversidad sexual, Veracruz tiene el primer lugar en casos de muerte por enfermedades producidas por el Sida y existen en este momento más de 50 mil personas infectadas en el estado, una realidad que refleja el fracaso de los onerosos programas oficiales y las consecuencias del desprecio gubernamental hacía el trabajo de las organizaciones civiles, a las que han bloqueado y dejado sin apoyos, ante esa evidencia resulta suicida penalizar la interrupción del embarazo.

En un ejercicio de búsqueda de justicia y visión de futuro estamos obligados a exigir que se atiendan los reclamos ciudadanos, es compromiso de todas y todos manifestarle cuál es el sentir popular al respecto, que se inicie una discusión amplia con TODOS los sectores de la sociedad para alcanzar acuerdos que garanticen el derecho pleno de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.

Cordialmente

FUNDACIÓN CAFTÁNROJO AC

Verónica Rodríguez Cecilio y Ramón Acevo

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